La agrovoltaica y el agua

La realidad actual en nuestra España mediterránea principalmente es que fruto del cambio climático se está produciendo un alargamiento del periodo estival y también de los periodos con altas temperaturas que reduce de forma importante la disponibilidad de agua para la vegetación en general reduciendo su crecimiento e incluso su propia supervivencia en situaciones extremas en las que la pobreza de los suelos colabora. La mayor evaporación, la mayor irregularidad de las precipitaciones y de su intensidad, junto al descenso de la humedad relativa en el campo pone en grave riesgo los cultivos en amplias áreas con clima mediterráneo y con grave riesgo de desertificación. También los recursos hídricos de las cabeceras de estos territorios en las montañas se ven seriamente afectados por la mayor evaporación y la irregularidad y descenso de las escorrentías. En esta lucha contra la desertificación las prácticas agrovoltaicas pueden ofrecernos soluciones paulatinas en determinados enclaves para este problema que en el caso de España es especialmente serio a nivel mundial por su ubicación geográfica en un área ya de por si con recursos de agua limitados y mala calidad de sus suelos en general. Según el Ministerio de Agricultura, y como recoge el borrador de la Estrategia Nacional contra la Desertificación y la Sequía, tres cuartas partes de nuestro país están en riesgo de desertificación lo que supone que más de 9 millones de hectáreas de terreno tienen un riesgo alto o muy alto de ser improductivas. Como veremos a continuación la práctica agrovoltaica ofrece soluciones muy interesantes para la lucha contra la sequía que nos avecina.

Los campos en los que las prácticas agrovoltaicas pueden colaborar a luchar contra los efectos de la desertificación a que nos lleva el cambio climático serían: Bombeo solar, sombreamiento de cultivos, etc.